Hace
unos meses una entrada en el Blog Suspenso en Religión
de Diana López Varela, nos hablaba
del conflicto de los pantalanes y de nuestras dos playas Os Barcos y La
Panadeira, desde aquí quiero darle las gracias por su entrada a ella y a quien
se lo pidió, además de agradecerle poder colgarla aquí en el blog de SOS
Panadeira.
Fue
escrito el 28 de enero de 2014
Sanxenxo o el spin-off de Gamonal
Sanxenxo está que arde. Los vecinos de
este pequeño pueblo costero de la provincia de Pontevedra llevan meses
protestando contra la construcción de nuevos amarres para embarcaciones en las
playas urbanas de A Panadeira y Os Barcos.
Todo empezó el verano pasado cuando la empresa gestora de estos trabajos,
el Real Club Náutico de Sanxenxo, hizo uso de su licencia (aprobada por Portos
de Galicia) para comenzar con los trabajos de instalación de los pantalanes y
los pivotes que lo sostendrían en la playa de A Panadeira ante el pasmo de los
vecinos y los turistas que veranean en este turístico enclave de las Rías
Baixas. La reacción fue inmediata: la plataforma vecinal SOS Panadeira se
encargó de boicotear las obras durante todo el verano consiguiendo que los trabajadores
se viesen obligados a paralizar las tareas. Al menos, de manera temporal.
Asimismo, la presión ciudadana consiguió
reducir notablemente las ambiciones del Club Náutico, que redujo prácticamente
a la mitad el número de amarres previstos en el proyecto inicial (120) y se
conformó con un solo pantalán, en lugar de dos.
Pese a los recursos interpuestos en el
Juzgado de Pontevedra por parte de los vecinos y del propio Concello, Portos de
Galicia no ve irregularidad alguna en la construcción de un embarcadero en la
pequeña playa de A Panadeira, cuyos pivotes llegarían a la propia arena
reduciendo considerablemente el espacio útil para los bañistas dentro de este
arenal PÚBLICO. De construirse, los amarres estarían a muy pocos metros de la
playa (se llegaría fácilmente a nado o a pie) y la profundidad máxima de baño
se reduciría al extremo de tener el agua a la altura de la cintura durante las
mareas bajas.
La administración local asegura que la
construcción de esta instalación vulnera el Plan Especial de Ordenación del
Puerto y su Plan de Utilización, a lo que se suma, según el ayuntamiento, el
incumplimiento del Plan de Ordenación del Litoral al estar calificada la playa
de Os Barcos como zona de protección intermareal. Y esto no es todo, según una empresa
especializada en impacto ambiental, las obras podrían producir contaminación
por mercurio y turbidez en las aguas, por no hablar de los combustibles y demás
residuos que dejarían los barcos de los ricos que vayan a estacionar a la playa
de los pobres. Porque no nos equivoquemos, se trata de eso: allí no van a
amarrar las lanchitas de los vecinos, sino embarcaciones de los socios del Real
Club Náutico de Sanxenxo, un exclusivo club de snobs que pretende hacer caja y
contentar a sus afiliados con el patrimonio natural de todos.
Los pijos, y también la Cofradía de
Pescadores Santa Rosalía que, casualmente, no ha alzado la voz, quizá porque el
Náutico les cedió gratuitamente 20 de estos amarres para sus barquitos que se
encuentran en la misma zona donde se pretende levantar el pantalán.
Los vecinos quieren A Panadeira por todos
estos motivos, pero también porque ese pequeño arenal es un emblema de lo poco
que queda virgen en Sanxenxo (no hagáis dobles lecturas, me refiero a la
virginidad de la madre naturaleza) donde tradicionalmente han acudido decenas
de familias a pasar los días de playa con los niños, lejos de las
aglomeraciones de Silgar. Y que garantizaba la seguridad de los más pequeños
gracias a sus calmadas aguas. Dudo que siga siendo igual de segura, cuando esas
familias vean pasar lanchas a pocos metros de sus tobillos.
Tras la pequeña victoria de este verano,
los trabajos se reanudaron hace unas semanas con un enorme camión guindastre
que llegó a la zona para descargar el material de la obra. Una vez más, fueron
los propios vecinos los que paralizaron esta aberración, poniéndose frente a
los camiones, organizando vigilancias constantes en las playas y protestas en
la plaza de Os Barcos para que se les escuche. Y se haga justicia.
Además de la demanda judicial que ya
habían presentado, han vuelto a los tribunales para pedir la suspensión
cautelar de los trabajos que afectan negativamente al contorno. También
presentaron un escrito ante el propio Ayuntamiento para denunciar que la obra
no cumple con los requisitos legales de señalización: no existe panel con las
características de la licencia, las fechas de ejecución y el presupuesto
destinado a tal fin.
El Real Club Náutico tiene esas licencias,
al menos, así lo corroboró la adjudicataria Portos de Galicia, pero prefieren
actuar en la absoluta clandestinidad para no despertar la ira de los vecinos de
Sanxenxo. Afortunadamente, no lo han conseguido.
La guinda de este pastel ha sido el
traslado por mar desde el puerto de Marín del pantalán y los principales
materiales para la obra. Una maniobra cobarde que se producía el pasado domingo
por la tarde, con un gran temporal de lluvia y que pretendía, una vez más,
esquivar a los vecinos para que no intercediesen en el afán de la iniciativa
privada de expoliar los recursos públicos. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo,
y a pesar del tiempo, fueron muchos los ciudadanos sanxenxinos que se
presentaron el domingo en A Panadeira para impedir con sus propios cuerpos, el
comienzo de las obras.
Ayer mismo, otro medio centenar de vecinos
acudían al Pleno Municipal para seguir mostrando su rechazo frontal a estas
obras y conseguir la paralización total de las mismas. De momento, el asunto
“sigue en manos de la Justicia”, que en este país es un sinónimo de cuando le
dejas un libro a un amigo y te dice “ya te lo devolveré”. Espero que cuando los
tribunales decidan no sea demasiado tarde para que a la gente le devuelvan su
playa.
Incuestionable es que cuando el pueblo
saca la uñas, a los poderosos se les atraganta la arrogancia. Gamonal no era el
primero ni será el último logro de esta sociedad, que poco a poco despierta de
su letargo para defender lo que nos pertenece. Hoy mismo, el Tribunal Superior
de Justicia de Madrid rechazaba el recurso de la Comunidad y las concesionarias
de seis hospitales públicos contra la paralización de las privatizaciones.
Privatizaciones que llevan meses sacando a cientos de ciudadanos a las calles para
defender la Sanidad pública, universal y “gratuita” (para algo pagamos
impuestos).
Gracias Gamonal.
Gracias Madrid. Ánimo Sanxenxo!