miércoles, 9 de abril de 2014

Y nació SOS Panadeira

Esta es una opinión que podemos encontrar de Eduardo Rubianes en el Diario de Arousa relacionada con SOS Panadeira, muchas gracias por la contribución desisteresada y por dejarnos ponerla en el blog.



Quien lucha puede perder; quien no lucha, ya perdió.” (Anónimo).

 Érase un lugar, en donde los colores no eran colores, eran melodías con notas menores. En este lugar habitaban todos los duendes, los buenos y sensatos, y los malos e ingratos. A pesar de corretear entre frondosas primaveras de flores, atravesar inmensos océanos de luz y color, en donde el aire hacía sonar melodías encadenadas cuyos arpegios agradecía el mismo astro Sol. 

En donde sus playas de fina arena blanca, tan blanca, que hasta la luna sentía rubor. Los frutos de sus aguas y sus bosques se convertían por doquier, en frescas y lozanas estrellas de infinitos sabores, era un paraíso lo que la madre les ofrecía.

Era el reino de los duendes buenos y sensatos.Os regalo esto, por vuestra bondad, respetadlo, amadlo, cuidadlo y defendedlo hasta el fin de los tiempos. De no ser así, os lo quitaré y vuestra vida se volverá oscuridad y tinieblas, tiempos llegarán que los duendes malos e ingratos intenten arrebataros lo que yo os di con toda mi ternura, por ello, no consentiré que se lo quede su usura.
 Los duendes buenos dijeron sí a todo. Aquella felicidad, era una explosión de belleza, color, sonido y sabor. Nunca dirían que no. Así lo hicieron, y pasaron generaciones, y pasaron tiempos, en donde se cumplió a rajatabla la promesa. Los problemas eran superados, con cordialidad, y buena fe. Siempre fue así. 

En la zona del reino oscuro era todo lo contrario. La niebla del amanecer no era tal, tan solo eran los velos malignos de sus ojos, que no les alcanzaba nunca ver la claridad del sol. La soberbia, la avaricia, y el egoísmo como factor predominante de su sangre, heredados de sus antepasados, los convirtieron en seres dueños de la noche, de las tinieblas. El poder y la maligna salpicadura en sus conciencias abiertas a la maldad aún les hacían más fuertes, más crueles. Su sadismo obligó a la Madre Naturaleza a pensarse seriamente que ello no podía seguir así. Su paraíso iniciaba su declive y comenzaba a emponzoñarse.

 Ya no existían aquellos prados verdes, de un tono esperanza, el azul turquesa de sus aguas se tornaba amenazador. Se habían marchado las sirenas. A veces aquellos aires musicales de antes se trocaban en fuertes huracanes amenazantes y traían consigo un fuerte y penetrante olor a podrido. Decididamente, el privilegio que nuestra Madre había otorgado a este rincón tenía los días contados. Estos seres negativos iniciaron la conquista del último reducto, la fina y blanca arena de sus playas, la cristalina suavidad de sus aguas bañando las orillas. La Madre, decidió encontrar otros duendes buenos que volvieran a poner su esfuerzo y voluntad en recuperar el paraíso. Los encontró.
Y nació... SOS Panadeira.


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